Reseña publicada originalmente por Vikinga Lectora
Trama: Lina Posada (o Pozafría) está adaptándose a vivir con sus parientes vampiros (umbríos).Después de haber salvado al nido de Ubus de una epidemia de escarabajos carroñeros, las cosas se ven bastante mejor para nuestra protagonista.
Lina tiene en su poder la estaqueta Abismo -el arma más poderosa del inframundo-, su relación con Gismundus va viento en popa e incluso la temible Tía Sangre ha decidido convertirla en su nueva favorita. Sin embargo, Luna Negra y la secta de los depositantes siguen libres y tienen en su poder el cadáver de la mamá de Lina, a quien esclavizan como un zombi (redivivo) y someten a diversas torturas.
Todas estas situaciones, hacen que Lina decida llevar a cabo una sesión de necromancia para poder llegar al mundo de los muertos y así resolver sus dudas. Aunque ella piensa que está ayudando a solucionar los problemas del Mundo Umbrío, la verdad es que está envuelta en una conspiración mucho más complicada y macabra de lo que jamás imaginó.
Opinión: Leí el primer libro de esta trilogía en el mes de febrero y tengo que decirles que lo AMÉ con todo mi ser. La originalidad con la que el autor plantea un nuevo mundo vampírico con mitología, costumbres y personajes distintos a todo lo que estamos acostumbrados a ver en el género, me cautivó. Éste segundo volumen no me decepcionó.
La historia empieza con Lina como la gran heroína del nido de Ubus. Todos los vampiros la adoran porque saben que ella detuvo la plaga que amenazaba con azotarlos y destruirlos. Las muestras de afecto incluyen una obra de teatro (musical) basada en la vida de Lina. Ella sabe que los umbríos no están fuera de peligro aún y quiere utilizar este evento para adveritirles de los problemas que avecinan.
Sin embargo, su plan se frustra pues la peligrosa vampiresa Luna Negra (¿o acaso es una depositante?) es capturada y la obra censurada. Entre todos estos sucesos vamos viendo como Lina, a pesar de ser ya aceptada como una Pozafría, sigue manteniéndose firme en su decisión de permanecer humana y lograr vivir una vida normal al lado de Gismundus en el mundo exterior.
La relación de Lina y Gismunudus me fascina, me encanta como el autor logra meter tintes románticos a su historia sin que se roben el foco de la misma. Además, la fastidiosa Vania Villaseca, llega a meter ruido entre nuestros protagonistas al encapricharse con el pobre “Gismi”, quien en el fondo de su corazón espera que haya algún remedio para su condición de sombrío (hijo humando nacido de vampiros).
En este volumen de la trilogía, las visitas al mundo de los muertos son una parte muy importante de la historia. Nos permiten reencontrarnos con el personaje de Marcia (la mamá de Lina) que sin duda es uno de los más cómicos de la saga. Sin embargo, dotan de un carácter mucho más macabro al libro, no sólo por lo que encuentran en este paraje, sino por todo el rito necromántico que es bastante tétrico.
La introducción de nuevos personajes como Titania Labios Sangrantes y Carolus, le dan vueltas a la historia y la complican más. Ese es otro punto fuerte de este libro: la trama está súper bien construida, si bien el autor recurre al humor, no demerita en lo más míinimo el genial argumento que te envuelve por completo.
Podría seguir nombrando todas las cosas que amé de este libro, (como las trampas en el laberinto, las profecías de las parcas y la visita al mercado del Colmillo y un largo etc.) pero mejor los invito a que se animen con esta trilogía que les aseguro van a disfrutar.
Lo bueno: la originalidad de la historia, los tintes cómicos, los personajes, el argumento bien construído y que es un libro súper entretenido. La relación entre Lina y Gis :3
Lo malo: Yo no le encontré nada. Algunas personas han criticado las influencias de Harry Potter (el Pasaje Fíbula con el Callejón Diagon, por ejemplo) pero a mi me parecieron geniales.
¿A quién se lo recomiendo?: ¡A todo mundo! A todo aquel que busque una historia de vampiros diferente, a quienes se quieran reir un rato y a quienes quieran empezar una saga muy original escrita por un mexicano.